A su vez, estos miembros con sus comportamientos, actitudes, lenguajes, forma de vestir y valores propios moldean también a la cultura imperante. Por lo tanto, y aunque es cierto que ninguna cultura cambia de la noche a la mañana, nunca es rígida. La cultura es fluctuante, está abierta a cambios. Es por esto que la cultura de un territorio, la cultura familiar, y la cultura de una organización específica cambian con el tiempo.
La cultura organizacional y el equilibrio trabajo-familia
Para seguir reflexionando sobre el papel de las personas en las organizaciones es relevante entender la cultura trabajo-familia (work-family culture). Como todas las subculturas, esta define a la cultura organizacional, y a la vez es definida por ella.
En este caso, la cultura trabajo-familia fue definida, ya en los años 90, como aquellos supuestos, creencias y valores compartidos con respecto a la medida en que una organización apoya y valora la integración de la vida laboral y familiar de sus empleados[1].
Los mismos autores que acuñaron el término, lejos de dejarlo de nuevo en un concepto vago e inalcanzable, describen con detalle tres componentes que forman la cultura trabajo-familia. Analizar estos tres componentes puede ayudar a las empresas a conocer en profundidad su cultura organizacional y sus subculturas. Se trata de los siguientes.
Cultura organizacional: el mejor trabajador es que el que más tiempo trabaja
La legislación establece un límite de horas para los contratos a tiempo completo. Pero, pese a lo que dice la norma, los empleados de ciertas empresas son conscientes de cuál es el horario esperado. Lo saben bien los jóvenes prometedores que trabajan en auditorias, consultoras o bancos de inversión. También lo conoce el empleado en una pequeña empresa, y el director de finanzas en una empresa mediana.
Nadie les exige directamente que estén horas de más pero emulan el comportamiento de sus compañeros e incorporan ese rasgo de la cultura organizacional a su rutina laboral. Esta idea está relacionada con la necesidad de repensar el concepto de trabajador ideal que tratamos en un artículo anterior.