“La interdependencia es un valor superior a la independencia”, afirma Stephen R. Covey en ‘Los siete hábitos de la gente altamente efectiva’ (Planeta, 2015). El trabajo en equipo aumenta la eficiencia y abre la puerta a que diferentes mentes se concentren en un mismo proyecto.
En anteriores artículos ya hemos hablado del espacio que ocupan los buenos equipos en la satisfacción laboral de los trabajadores. Conseguir relaciones de calidad y confianza con tus compañeros provoca que todos se esfuercen por lograr un objetivo compartido que les lleve a todos, sin dejar a nadie atrás, a alcanzar el éxito.
Del mismo modo que pasa en el deporte, cuando se construye un equipo, las personas que lo forman deben comprometerse a mucho más que a apoyarse. Como en el ejemplo de equipo de trabajo de las secuoyas, deben estar preparadas ante cualquier imprevisto y estar dispuestas tanto a impulsar a los otros cuando deban, como a aprovechar las oportunidades que les brindan los demás.
Escoge los miembros adecuados para el equipo correcto
Formar un buen equipo requiere tiempo y esfuerzo. Del mismo modo que no todas las piezas de un puzle encajan de la misma forma, hay que saber qué compañero funciona con quien -y para qué tarea en concreto-. Es necesario combinar personalidades diversas y compatibles.
Las diferencias entre las personas son un punto a favor a la hora de formar equipos. Hacen que las ideas innovadoras y creativas aparezcan con mucha más facilidad. Además, cada uno de nosotros destacamos por poseer unas u otras habilidades. Por eso es importante construir grupos donde la experiencia o las cualidades de sus miembros puedan aportar puntos de vista nuevos al resto.
En este sentido, el papel de los managers es fundamental. No solo deben conocer la singularidad de cada uno de los trabajadores, sino que deben saber qué bases son necesarias para que un equipo alcance el éxito de forma funcional y armoniosa cuando se le encomienda un proyecto.
Resultados más rápidos y fiables
Dos cabezas piensas más que una. No lo digo yo, lo dice el refranero popular. Trabajar en equipo es poner en común los recursos disponibles para alcanzar un objetivo común. Esto a menudo conduce a mejores resultados porque el equipo no solo presenta las ideas, sino que también son los propios miembros quienes las evalúan, las discuten y las modifican hasta alcanzar un resultado que satisface a todos.
“Trabajar en equipo es poner en común los recursos disponibles para alcanzar un objetivo común”
Este proceso ayuda a reducir el tiempo necesario para alcanzar el éxito. Y cuanto menos tiempo pase alguien en un proyecto significa que más proyectos puede asumir, lo que lleva esencialmente a una mejora en la eficiencia. Esto ayuda a una empresa a ahorrar recursos y, al mismo tiempo, a ser más competitiva.
Inclusión y motivación en equipo
Los compañeros deben estar dispuestos a aprender unos de otros, a entenderse y a escucharse. Será esencial que todos comprendan que no todas las personas que forman el grupo son iguales. Habrá gente más rápida, otros serán más resolutivos o quizás haya quien, invirtiendo el doble de tiempo, consiga resultados excelentes.