Cuando las tintas son un problema mayor que el papel
Pero aún quedaba otra ola del tsunami por impactar. Las impresoras dejaron de ser material especializado de oficina para pasar a ser uno de los dispositivos electrónicos de papelería más habitual en los hogares de todo el mundo.
Y con ello, la proliferación de los cartuchos de tinta que incluyen, además del plástico y las tintas, componentes electrónicos.
Solo en España, se utilizan 32 millones de unidades cada año. Un volumen suficiente como para tomar cartas en el asunto y dedicarles puntos limpios específicos. Para facilitar su reciclaje como ya ocurre, desde hace años, en algunos países de Europa.
Evolución
La evolución es positiva. En 2019, el último año antes de la pandemia, por seguir con el caso de este país, los españoles reciclaron 4.417.500 toneladas de papel y cartón. Según recoge la Asociación española de fabricantes de pasta, papel y cartón (Aspapel). Estas cifras equivaldrían a 44 grandes estadios de fútbol llenos hasta arriba; y la tasa de recogida (es decir, el papel que se recoge para reciclar en porcentaje sobre el consumo total de papel) es del 64,3%.
El problema es que no todo el papel se puede reciclar. En este grupo nos encontramos con el papel de fax, el papel fotográfico, los autoadhesivos…
Con todos estos datos, se consolida la máxima que hemos apuntado al inicio de este artículo: paperless es reducir papel, no reciclar papel.
Una oficina sin papeles: ventajas del mundo conectado
Existe un atajo para minimizar el impacto tanto de la fabricación como del reciclaje: el paperless. La transformación digital, y el uso de las nuevas tecnologías brinda beneficios medioambientales que redundan tanto en uno mismo como en el planeta.