La confianza es un componente esencial de nuestra vida diaria. Desde la certeza de que el conductor del tren nos llevará a nuestro destino seguro, hasta la esperanza de que el pescado que compramos sea fresco, la confianza sostiene nuestras interacciones cotidianas. Vivir sin ella sería insostenible.
Varios premios Nobel en economía, como Joseph Stiglitz y Angus Deaton, han subrayado la importancia de confiar en las instituciones económicas y los gobiernos. Esta confianza es crucial para el buen funcionamiento de los mercados y para evitar el aumento de la desigualdad. Sin embargo, esta misma confianza también nos hace vulnerables, particularmente en lo que respecta a la tecnología.
La irrupción de la inteligencia artificial (IA) plantea un nuevo desafío: ¿confianza o preocupación? Según un nuevo informe, aunque el 85 % de las personas reconoce sus beneficios, un 61 % expresa desconfianza. Estos sentimientos encontrados surgen de preocupaciones éticas, legales, y sociales. Este artículo explora la relación de confianza con la IA en nuestra era digital y las implicaciones de esta dualidad para el futuro.
¿Qué voy a leer en este artículo?
La relación de confianza con la IA
Para entender mejor esta relación entre confianza e IA, las investigadoras Ella Glikson, de la Universidad de Bar-Ilan, y Anita Woolley, de la Universidad Carnegie Mellon, revisaron alrededor de 150 artículos publicados en los últimos 20 años en diversos campos, como ciencias de la computación, robótica y gestión de empresas, que les permitieron sacar algunas conclusiones respecto a cómo se relacionan las personas en entornos organizacionales con esta tecnología.
A diferencia de la automatización tradicional, que sigue reglas preprogramadas sin capacidad de aprendizaje, la inteligencia artificial es un proceso automatizado que aprende y se ajusta en función de la experiencia y el feedback recibido, lo que la hace dinámica y “viva”. La relación de confianza con la IA es crucial para determinar su uso, la falta de uso (rechazo), el uso indebido (dependencia) o incluso el abuso (uso perjudicial).
No obstante, surge una cuestión interesante a la que no sabemos si algún día la sociedad dará respuesta: ¿podemos confiar en sistemas que no entendemos completamente, a veces ni tan solo comprendidos completamente por los propios programadores?
La relación entre confianza en IA según este estudio y algunos riesgos
Para entender la relación entre confianza e IA, las autoras de la revisión distinguieron tres tipos de inteligencia artificial:
Robots físicos con IA:
Es la inteligencia artificial que está integrada en máquinas físicas, como los robots de servicio en hostelería, tiendas o recepciones de empresas, así como en robots industriales utilizados para ensamblaje, o vehículos semiautónomos o drones inteligentes.
Según la revisión realizada por las autoras, la confianza en los robots con IA sigue un patrón similar al de las interacciones humanas: comienza siendo baja, pero aumenta con el tiempo y la experiencia. Por ejemplo, los usuarios de coches semiautónomos tienden a confiar más en estos vehículos que quienes no los utilizan.