* El 44 % de la generación Z y el 43 % de los millennials dicen que muchas personas han dejado recientemente su organización debido a la presión de la carga de trabajo.
* En ambos grupos, más de la mitad están de acuerdo en que su organización habla más sobre salud mental ahora. Sim embargo, esto no ha resultado en ningún impacto significativo en los empleados.
* También en ambos grupos, alrededor del 35 % de los encuestados dijeron que no se sentirían cómodos hablando abiertamente con su jefe directo sobre sentirse estresados o ansiosos o sobre otros problemas de salud mental.
“El 46 % de la Generación Z y el 45 % de los millennials se sienten agotados debido a la intensidad/exigencias de sus entornos de trabajo”
El contexto social y económico que vivimos está obligando a las compañías de todo el mundo a cambiar el enfoque de lo que se entendía por bienestar. Fortalecer la salud mental de los trabajadores es el gran reto de los próximos tiempos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 12 mil millones de días de trabajo se pierden cada año solo por depresión y ansiedad. Dos condiciones que le cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares cada año, principalmente por la reducción de la productividad.
¿Es posible cuidar la salud mental en el trabajo?
Una investigación de Sonder sobre el bienestar de los empleados descubrió que el 80 % de los encuestados aseguraban abrirse más sobre sus emociones o preocupaciones cuando los líderes hablaban de las suyas propias. Y el 92 % señaló que el apoyo a la salud mental y el bienestar era un factor importante a la hora de considerar un cambio de empresa.
Aunque las organizaciones han respondido con iniciativas como aplicar un modelo de liderazgo emocional, medidas de flexibilidad laboral o crear espacios de trabajo que cuiden del bienestar de los empleados, todavía se puede hacer más para procurar entornos laborales seguros y saludables.
Cambio en la cultura organizativa (de arriba abajo)
Se trata de un reto nada sencillo de alcanzar. No solo porque las empresas sean capaces o no de darle la importancia que verdaderamente tiene el bienestar de los trabajadores, sino porque, aunque esa parte sea articulada con acierto, cada persona es diferente a la hora de manifestar, cuidar, comprender su propia salud mental y de entender sus necesidades. Es decir, el desafío está en identificar y dar nombre a las emociones, y también en diseñar estrategias que trabajen los problemas a largo plazo.
Por eso, que los líderes consideren la salud mental en el trabajo como una prioridad organizativa y establezcan mecanismos que les ayuden a conocer cómo se encuentran los miembros de su equipo puede ser una de las claves de la cuestión. Cuando los gerentes procuran ser abiertos y compartir su experiencia personal suelen ser capaces de fomentar un entorno de confianza y transparencia.
“El 92 % de los empleados señaló que el apoyo a la salud mental y el bienestar era un factor importante a la hora de considerar un cambio de empresa”
El miedo y la vergüenza suelen ser dos obstáculos a la hora de hablar de cuestiones emocionales o estados de ánimo en el trabajo. Conseguir una cultura organizacional donde se puedan tratar estos temas libres de estigmas conseguirá que se aborden los problemas de salud mental de forma más efectiva, previniendo que den lugar a situaciones más complejas.