Un ejemplo claro es el correo electrónico, ya que su lectura nos “invita” a dejar lo que estamos haciendo para realizar una nueva tarea. Algunos expertos afirman que 1 de cada 3 correos requiere acción inmediata.
Ya sean presenciales o virtuales, las intrusiones amenazan con un recurso que todos valoramos mucho: el tiempo. Y relacionamos tal intrusión, o a la persona que ha provocado la intrusión como un malestar, ya que reduce nuestro tiempo para finalizar la tarea inicial, aumentando la sensación de hambre de tiempo, y con ella una sensación extra de presión, fatiga, y estrés.
“Las intrusiones amenazan con un recurso que todos valoramos mucho: el tiempo.”
En general, las evidencias empíricas nos revelan que las intrusiones reducen la productividad, la calidad de la tarea principal, así como aumento la tasa de error en las tareas realizadas. A su vez, no todas las intrusiones tienen el mismo peso, es necesario pensar cómo de lejos queda la finalización de la tarea inicial, el estado mental o físico en el que se encuentre el interrumpido, así como la frecuencia de intrusiones previas.
Interrupciones en el trabajo: las distracciones
Un segundo tipo de interrupciones son las distracciones. En este caso entendemos las distracciones como una atención desviada (intencional o no, consciente o no) que nos aleja de la tarea principal. A veces es provocado por estímulos externos (voces o ruidos), mientras que otras veces por estímulos internos (pensamientos y emociones).
Para ser más específicos, Leroy y sus colegas distinguen dos tipos de distracciones: las tentaciones y las interferencias. Las tentaciones son definidas como la apertura personal a otras atenciones no principales. Un ejemplo podría ser mirar el WhatsApp o bien la necesidad de tomar un nuevo café cuando hace poco que hemos tomado uno. En resumen, las tentaciones son distracciones que emergen como apetecibles.
Por otro lado, las interferencias puede ser aquellos estímulos internos o externos (ruido o pensamiento) no necesariamente apetecibles pero que nos alejan de la tarea inicial, representando, según las palabras de los autores, una falla en nuestro sistema de control de la atención.
Las distracciones, por lo general, también están relacionadas con aumento de estrés, una reducción de satisfacción laboral, y una disminución de nuestra percepción de productividad, y bienestar psicológico. Haciendo el símil en la carretera, muchos de los accidentes son por distracciones, ya sea debido a la alerta de un mensaje en el móvil, o la vista en un lugar que no sea el carril. En el mundo organizativo, las distracciones también parecen tener sus implicaciones negativas.
Las pausas
Un tercer tipo de interrupciones son las pausas. A veces son voluntarias, otras veces involuntarias, algunas son estructuradas (pausa para comer) y otras desestructuradas. Algunas son cortísimas (micro-descansos) y otras largas (vacaciones de verano). Sea como sea las pausas son una oportunidad para recuperar energía y mantener los recursos necesarios para seguir adelante.
El punto de partida siempre es que la energía es limitada y la pausa facilita la recuperación de tal energía. En general, esta forma de interrupción, a diferencia de las intrusiones y distracciones, está relacionada positivamente con la mayoría de los indicadores: reducción de agotamiento, aumento de satisfacción y aumento de vitalidad.